Aunque no lo creas, el estrés, la depresión o los ataques de ansiedad pueden ser la causa de la alergia, por esto es muy común que en Europa ciertos casos de alergia sean tratados por los alergólogos en conjunto con los psicólogos.
La ciencia descubrió un estrecho lazo entre el estado emocional de una persona y la aparición de síntomas de alergia, y no es tan descabellado, ya que el estado emocional de una persona influye fuertemente en su estado físico, si estás pasando por una época de mucho estrés o fuerte tristeza, tu sistema inmunitario los detecta e inmediatamente se debilita, las defensas bajan y eres propenso a enfermarte.
Conforme pase el tiempo y tu estado emocional se vea afectado, hay más riesgo de que tu sistema inmunitario se vuelva frágil, algunas enfermedades específicas de este sistema, pueden desarrollarse. En el caso de las alergias hay dos posibilidades, que tu sistema inmune se encuentre tan sensible que con el tiempo se vea afectado al estar en contacto con cierto factor, cómo el polen, los alimentos o las mascotas y presentes reacciones alérgicas, ya que tus defensas lo detectan como un enemigo a eliminar. La otra probabilidad es que si ya padeces de alergias, estas se vean alteradas cuando te sientas deprimido, estresado o ansioso, tu cuerpo se encuentra más sensible de lo habitual ante la presencia de los factores que te causan las alergias.
Los síntomas más comunes que puedes presentar durante un episodio de alergia, cuando te encuentras bajo un estado emocional sensible, son ataques de tos y estornudo, goteo y congestión nasal, urticaria o dermatitis alérgica y picazón. Los médicos detectaron la relación de estos dos factores cuando vieron pacientes que llegaban al hospital y sus síntomas desaparecían automáticamente conforme pasaba su tiempo de visita en la unidad médica, notaban que al sentirse en un sitio seguro en el que les brindaban una atención médica, les ocasionaba calma, la ansiedad, las ronchas, los ataques de tos y ahogo paraban.
Estos episodios en las clínicas son más comunes en personas que tienen asma, ya que al conocer lo terrible y peligroso que puede ser un ataque de asma no atendido, tienen miedo y ansiedad de volver a padecerlo, su estrés les lleva a visitar inmediatamente un hospital, y allí los médicos notan que su propio pánico fue el agravante de un malestar mayor y no necesariamente la enfermedad.
Lo mismo sucede con los niños que son conscientes de sus alergias alimentarias o a las abejas y avispas, saben lo que les puede pasar, y el pánico agrava su estado. Otro factor es el estrés en un ambiente hostil, si los niños están en un hogar disfuncional, el estrés que esto les provoca se demuestra con la presencia de dermatitis inexplicable.
Por eso es muy importante que si padeces de alergias o recién notas que aparecieron en tu vida, acudas a un médico para que determine exactamente la causa y así puedan tratarte adecuadamente, sea únicamente en manos de un alergólogo, dermatólogo, otorrinolaringólogo y un psicólogo si se trata de una reacción por estrés o depresión.
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